"...La razón es la bioquímica, no te falta fuerza de voluntad... Dr. Ludwig Johnson - (La razón la bioquímica...)
poder con la intensidad, calma;
poder con la calma, intensidad;
poder con la calma, intensidad;
y entre tramo y tramo retornar al origen,
recuperando ritmo, armonía y
equilibrio.
Inmunidad, estabilidad,
conocer el camino,
saber retornar a la propia PAZ
con serena alegría,
para Ser la sonrisa serena.
INMUNIDAD
El ARTE DE RELACIONARME
conmigo mismo
El ARTE DE RELACIONARME
conmigo mismo
con todas mis sangres y mis seres.
by Eterna Es.
Y de mis lecturas comparto algo que es importante de comprender y considerar:
Pero ¿Cómo se convierte un pensamiento y un agente químico en un grano en la piel? En términos occidentales, la explicación está en la mecánica de la respuesta al estrés y el efecto que este estado intensificado de alerta tienen un sobre la inmunidad.
El sistema nervioso autónomo modula la reacción de estrés. Este sistema está formado por dos ramas, las cuales gobiernan conjuntamente las funciones fisiológicas involuntarias. El sistema nervioso simpático induce la reacción del estrés, regula las hormonas que participan en ella y afecta las funciones internas relacionadas, como la respiración y la frecuencia cardiaca. También gobierna funciones normales relacionadas con las experiencia externa, tales como las respuestas sensoriales, incluyendo la función de la piel y el aporte de energía para la acción.
El sistema nervioso parasimpático CONTROLA LAS FUNCIONES INTERNAS encargadas de mantener la vida, tales como la actividad cardiaca, pulmonar y digestiva, e igualmente toda la actividad glandular o endocrina. Tambien suministra energía al sistema simpático durante los periodos de tensión, y después desencadena la respuesta de reposo para restablecer el equilibrio al terminar la fase de alerta por el estrés. En condiciones normales, estos dos sistemas se equilibran. Cuando hay estrés, el sistema nervioso simpático acelera el ritmo y activa el sistema parasimpático a fin de que éste libere adrenalina y otras hormonas. Como resultado, los sentidos entran en estado de alerta; se interrumpen los patrones de la respiración y las actividades digestivas; los niveles de azúcar en la sangre se elevan para aportar mayor energía; y las funciones cardiovasculares se aceleran para llevar sangre a las extremidades y aprestar al cuerpo para huir o luchar. En efecto, el propósito de la respuesta de estrés es darnos la potencia mental y física necesaria para sobrevivir a un ataque. Y cuando desparece la amenaza, la actividad parasimpática asume nuevamente el control, suspende el bombeo de adrenalina, el cuerpo y la mente se calman y no hay ninguna lesión permanente. En realidad la reacción de estrés no es nociva para el cuerpo y si es necesaria para la vida; sin embargo cuando el estado de alerta se prolonga, como sucede bajo presión constante de los plazos impuestos o las crisis personales, el sistema nervioso simpático continua liberando las hormonas del estrés y el parasimpático continua cediendo energía, con lo cual surge el problema.
El stress y el estado de alerta afecta a todas las glándulas.La parte externa de las suprarrenales comienza a liberar cortisol. La hipófisis libera ADH u hormona antidiurética, ACTH u hormona adrenocorticotrópica y hormona estimulante de la Tiroides o TSH. Juntas estas hormonas afectan el balance hidroelectrolítico, la función de las glándulas sexuales, el metabolismo y el crecimiento óseo. La liberación continua de catecolaminas al torrente sanguíneo incrementa la producción de moléculas oxidativas y provoca la descomposición celular; primer paso del proceso del envejecimiento. Al mismo tiempo, la activación prolongada del sistema nervioso parasimpático agota las reservas de energía del cuerpo. Ante la necesidad de dirigir constantemente sus recursos a la atención de la emergencia, el sistema descuida las demás funciones parasimpáticas esenciales para la vida y la salud.
Pero ¿Cómo se convierte un pensamiento y un agente químico en un grano en la piel? En términos occidentales, la explicación está en la mecánica de la respuesta al estrés y el efecto que este estado intensificado de alerta tienen un sobre la inmunidad.
El sistema nervioso autónomo modula la reacción de estrés. Este sistema está formado por dos ramas, las cuales gobiernan conjuntamente las funciones fisiológicas involuntarias. El sistema nervioso simpático induce la reacción del estrés, regula las hormonas que participan en ella y afecta las funciones internas relacionadas, como la respiración y la frecuencia cardiaca. También gobierna funciones normales relacionadas con las experiencia externa, tales como las respuestas sensoriales, incluyendo la función de la piel y el aporte de energía para la acción.
El sistema nervioso parasimpático CONTROLA LAS FUNCIONES INTERNAS encargadas de mantener la vida, tales como la actividad cardiaca, pulmonar y digestiva, e igualmente toda la actividad glandular o endocrina. Tambien suministra energía al sistema simpático durante los periodos de tensión, y después desencadena la respuesta de reposo para restablecer el equilibrio al terminar la fase de alerta por el estrés. En condiciones normales, estos dos sistemas se equilibran. Cuando hay estrés, el sistema nervioso simpático acelera el ritmo y activa el sistema parasimpático a fin de que éste libere adrenalina y otras hormonas. Como resultado, los sentidos entran en estado de alerta; se interrumpen los patrones de la respiración y las actividades digestivas; los niveles de azúcar en la sangre se elevan para aportar mayor energía; y las funciones cardiovasculares se aceleran para llevar sangre a las extremidades y aprestar al cuerpo para huir o luchar. En efecto, el propósito de la respuesta de estrés es darnos la potencia mental y física necesaria para sobrevivir a un ataque. Y cuando desparece la amenaza, la actividad parasimpática asume nuevamente el control, suspende el bombeo de adrenalina, el cuerpo y la mente se calman y no hay ninguna lesión permanente. En realidad la reacción de estrés no es nociva para el cuerpo y si es necesaria para la vida; sin embargo cuando el estado de alerta se prolonga, como sucede bajo presión constante de los plazos impuestos o las crisis personales, el sistema nervioso simpático continua liberando las hormonas del estrés y el parasimpático continua cediendo energía, con lo cual surge el problema.
El stress y el estado de alerta afecta a todas las glándulas.La parte externa de las suprarrenales comienza a liberar cortisol. La hipófisis libera ADH u hormona antidiurética, ACTH u hormona adrenocorticotrópica y hormona estimulante de la Tiroides o TSH. Juntas estas hormonas afectan el balance hidroelectrolítico, la función de las glándulas sexuales, el metabolismo y el crecimiento óseo. La liberación continua de catecolaminas al torrente sanguíneo incrementa la producción de moléculas oxidativas y provoca la descomposición celular; primer paso del proceso del envejecimiento. Al mismo tiempo, la activación prolongada del sistema nervioso parasimpático agota las reservas de energía del cuerpo. Ante la necesidad de dirigir constantemente sus recursos a la atención de la emergencia, el sistema descuida las demás funciones parasimpáticas esenciales para la vida y la salud.
La acumulación de estos cambios hormonales se traduce en toda una gama de síntomas físicos y psicológicos que conforman el síndrome del estrés. A nivel del sistema digestivo suele haber dolor, calambres, diarrea, estreñimiento, indigestión, mayor secreción de ácido, espasmos intestinales, úlceras, colitis espástica y trastornos de la alimentación. La secreción del cortisol afecta los niveles del glucógeno, favoreciendo la diabetes. Los cambios en los niveles de estrógeno y progesterona perturban el ciclo menstrual y pueden causar infertilidad y problemas asociados con el síndrome premenstrual. Los cambios cardiovasculares elevan la tensión arterial y producen tensión, palpitaciones y enfermedad cardíaca. Otros síntomas son tensión muscular, rechinar de dientes, transpiración, dolor de hombros, asma, alergias, dolores de cabeza y fatiga crónica. Entre los síntomas psicológicos se cuentan, la dificultad para concentrarse, las pesadillas y la tartamudez. Aunque aisladamente estos síntomas del estrés son muy molestos, no son el peor de los efectos del estado prolongado de alerta. La consecuencia mas nociva a largo plazo de este desequilibrio neurofisiológico es la supresión de las funciones inmunológicas del cuerpo a causa del fluir constante de las hormonas del estrés.
La investigación ha revelado que el sistema inmunológico, el cual se desactiva parcialmente a causa del estrés, NO LOGRA ADAPTARSE A LA SITUACION A LARGO PLAZO y permanece en ese bajo nivel de actividad. Los estudios han demostrado que al debilitarse la capacidad de reacción inmune, el cuerpo se torna mucho más propenso a enfermarse en respuesta a una nueva situación de estrés. En este sentido, el estrés prolongado es el origen de todas las enfermedades, incluidas las cutáneas.
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La ALIMENTACION PALEO GRAN HERRAMIENTA para nuestra BIOQUIMICA
Si te interesa grasas nobles reguladores hormonales naturales
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Simplemente por el gusto de compartir y sentir salud plena
VIVE PALEO CON FUNDAMENTO !
Eterna ES.
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